En 1978, fue heredado como la primera Nave de Esperanza, y el buque de 159 metros se convirtió en un hospital móvil, que albergaba tres quirófanos de última generación, una sala de hospitalización con 40 camas, una clínica dental, un laboratorio, una unidad de rayos X, tres bodegas de carga y alojamiento para 420 tripulantes.