La fuerza de una fe inquebrantable: la historia de Marie Elisa

Fe probada

La estatura de Marie Elisa, de cuarenta y cinco años, puede ser pequeña, pero su fe se eleva con una silenciosa resistencia. Cada mañana, sus pies trazan el camino familiar que ha tomado durante años mientras se dirige a su iglesia en Berangotra, una aldea en el centro de Madagascar, para orar. Este ritual matutino es una suave reunión de fuerzas mientras se fortalece para las horas venideras, cuidando sus campos de verduras y patatas para mantener a su familia.

Pero cuando cumplió 40 años, su rutina comenzó a desvanecerse. Un simple dolor de muelas se convirtió en un dolor implacable que la llevó a la farmacia local. La medicina que recibió solo le ofreció un alivio temporal; a medida que el dolor se atenuaba, su rostro comenzó a hincharse. «Los analgésicos ayudaron durante un tiempo», recordó. «La hinchazón comenzó, y siguió creciendo hasta que llegó a este punto», dijo mientras señalaba su mandíbula inferior donde había echado raíces un tumor, creciendo hasta el tamaño de una naranja.

Sin embargo, sus oraciones continuaron: «Estoy orando a Jesús para ser sanada y que pueda volver a trabajar», compartió. Su fe se mantuvo inquebrantable incluso cuando amigos y vecinos le lanzaban miradas de lástima.

A medida que el tumor crecía, también lo hacían las dificultades de su familia. Al no poder cultivar, la familia perdió su fuente de ingresos, y Marie Elisa vio cómo su hija menor abandonaba el colegio. «Ya no podía trabajar en el campo ni vender en el mercado», dijo. «Y mi hija tuvo que dejar el colegio porque no podía pagar sus cuotas».

Desesperada por alivio, recurrió a los curanderos tradicionales, pero el tumor no hizo más que crecer. Aunque un médico aconsejó la cirugía, el coste seguía estando fuera de su alcance.

Un encuentro divino con Naves de Esperanza

En 2024, mientras el equipo de selección de pacientes de Naves de Esperanza viajaba a través de Madagascar para encontrar pacientes para una cirugía gratuita a bordo del buque hospital Africa Mercy®, un ciclón azotó el norte de la isla. Dejó devastación a su paso y alteró los patrones climáticos muy al sur, donde el equipo estaba viajando. Obligados a cambiar su ruta debido a la lluvia incesante y las carreteras dañadas, el equipo condujo a través de un pequeño pueblo que no tenían la intención de visitar. Allí, al borde de la carretera, vieron a una mujer con un tumor visible en la cara: era María Elisa.

«Vimos a Marie Elisa caminando por el mercado y tres de nosotros gritamos: ‘¡Detened el autobús!'», recordó Maddy Hartung, una enfermera voluntaria australiana del equipo. Se bajaron del autobús, se abrieron paso entre la multitud curiosa, se presentaron y compartieron fotos de pacientes que habían recibido cirugías que les habían cambiado la vida en el barco. «Le explicamos que habíamos visto a alguien a quien podríamos ayudar», dijo Maddy. «Todo el pueblo se volvió, señalando a Marie Elisa, corriendo a traerla a nuestro encuentro».

El equipo estableció una clínica temporal en el porche delantero del jefe de la aldea para examinar a Marie Elisa, explicando la posibilidad de una cirugía gratuita. Aunque al principio fue cautelosa, dio un salto de fe. «Estaba enferma y dispuesta a arriesgarme, no tenía nada que perder», dijo.

Envalentonada por la posibilidad de recibir atención médica gratuita y en un acto amoroso de generosidad, Marie Elisa mencionó que su esposo, Claude, tenía un problema ocular. Después de la evaluación, el equipo lo encontró elegible para una cirugía ocular. En última instancia, ambos fueron programados para cirugías gratuitas en el Africa Mercy, aunque en horarios separados.

«Ella estaba destinada a estar de ese lado de la carretera; Dios tenía un plan para ella», reflexionó Maddy.

El don de la sanidad y de la esperanza renovada

Marie Elisa viajó durante tres días hasta Toamasina, donde estaba atracado el Africa Mercy. Debido a la severa pérdida de peso causada por el tumor, los médicos la pusieron en un programa de nutrición para recuperar fuerzas. Semanas después, fue autorizada para la cirugía.

«Le doy gracias a Dios que me extirparon el tumor y estoy sana de nuevo. La cirugía salió bien y ahora puedo comer normalmente sin ningún problema», compartió Marie Elisa con entusiasmo, lista para regresar a casa después de su exitosa operación.

Reflexionando sobre su condición, el Dr. Erik Andersen, supervisor voluntario de anestesia de Australia, subrayó la gravedad: «Sin la cirugía, la situación de Marie Elisa habría empeorado con su gran masa presionando sus vías respiratorias, lo que le dificultaría respirar y comer».

Cuando Marie Elisa regresó a casa sana y salva, su marido Claude se sintió aliviado. Se había sentido impotente y decidido, sabiendo que su apoyo tenía que venir de lejos. «Con ella tan lejos, todo lo que podía hacer era orar», recordó. «No dejaba de decir: ‘Oh, Dios, por favor sana a mi esposa y líbrala de esta enfermedad'».

Semanas después del alta de Marie Elisa, fue el turno de su esposo para la cirugía para extirpar un quiste de su ojo izquierdo; un crecimiento que le había inquietado durante cinco años. Esta vez, Marie Elisa regresó al barco no como paciente, sino como cuidadora de Claude.

Cuando Claude fue dado de alta, la pareja regresó a casa con el corazón rebosante de esperanza para los días venideros. Para Marie Elisa, la idea de cuidar sus campos de hortalizas y patatas volvió a despertar una chispa de emoción. «Cuando esté completamente recuperada y nada me moleste, podré volver a mi antiguo trabajo». Gracias a Naves de Esperanza, Marie Elisa está lista para volver a cuidar la tierra y asegurarse de que el futuro de su familia florezca.

Naves de Esperanza sigue el modelo de Jesús de 2.000 años de antigüedad para llevar esperanza y sanidad a pacientes como Marie Elisa. Puedes apoyarnos orando, donando u ofreciéndote como voluntario a bordo de uno de nuestros buques hospital. Obtén más información hoy y forma parte de esta misión transformadora.

Escrito por: Henintsoa Rasolonjatovo (MG)
Editado por: Zeddy Kosgei (KEN) y Jennifer Seifert (USA)

Fotos de: Joshua Chau (CA)

Conoce más historias

Dona ahora

Como voluntarios en buques hospitales, viajamos para ofrecer servicios de salud gratuitos de clase mundial y atención quirúrgica segura. Nos dedicamos a fortalecer los sistemas de salud locales, marcando una diferencia en comunidades con acceso limitado a la salud.